Ambos sexos tienen las partes superiores pardo rojizo, y pardo grisáceas las inferiores. Las alas son pardo oscuro y la cola rojiza. El joven se distingue por tener listado y moteado el plumaje, sobre todo el pecho.

Se encuentra en los bosques de caducifolios, riberas de los ríos densamente pobladas de matorral, márgenes de caminos, huertos y prados con abundantes zarzales donde esconderse y nidificar.

Frecuenta terrenos con abundante y espesa maleza. Es un pájaro que goza de un gran prestigio por su melodioso canto, que puede oírse no sólo por el día sino también durante la noche (en la tranquilidad de ésta es cuando mejor se aprecia su melodía). Cuando camina, lo hace a grandes saltos, tiene la costumbre de sacudir las alas y la cola con frecuencia. Al reposar mantiene los tarsos altos, a la vez que baja las alas y sube la cola. El Ruiseñor común come gusanos, insectos, fruta... Empieza a cantar al poco de llegar, siendo mayo el mes ideal para escucharlo. Durante este periodo, y en especial durante las agradables noches, es un auténtico espectáculo escuchar el recital ofrecido por el canto simultáneo de varios machos. Estos cantos se prolongan durante toda la noche, pudiéndose escuchar además a cualquier hora del día.

 Nidificación:

Construye el nido durante el mes de mayo en el interior de la tupida vegetación, donde deposita sobre el suelo la única puesta anual durante los meses de mayo o junio. Nidos con pollos y jóvenes recién volados se encuentran en junio.

Es un pájaro migrador que llega procedente del continente africano a comienzos del mes de abril, y cuya estancia en Burgos se prolonga hasta finales de septiembre, que es cuando abandonan la provincia los últimos ejemplares.