Identificación de especies

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 Martín pescador (Alcedo Atthis)

Nombre común: Martín pescador.

Nombre científico: Alcedo atthis.

Orden: Coraciiformes.

Familia: Alcedinidae.

Longitud: 16 cm.

Envergadura: 25-28 cm.

Iris: Ø 6 mm.; castaño oscuro.

Estatus en Burgos: Reproductor sedentario escaso.

 

Características:

El Martín pescador es un ave de aspecto rechoncho y cabeza grande que tiene las partes superiores de color azul turquesa brillante, mejillas castaño anaranjado, una mancha blanca en los lados del cuello y garganta, y castaño anaranjado las partes inferiores. Ambos sexos son iguales, y los jóvenes se distinguen por tener el colorido más apagado. Las alas y la cola son cortas y redondeadas que le dotan de un vuelo muy rápido y recto. El pico es negro, con la base de la mandíbula inferior roja, y los tarsos, que son muy cortos, rojo anaranjado.

Hábitat:

La existencia del martín pescador está estrechamente ligada a la presencia del agua. Así pues, podemos encontrarle en los ríos principalmente, si bien de forma ocasional también es posible sorprenderle en pequeños arroyos y canalizaciones de regadío. El biotopo de esta ave requiere de un segundo elemento, la presencia de vegetación ribereña donde poder perchar, por lo que en riberas deforestadas sólo se le podrá observar de paso.

Costumbres:

Es un ave de carácter tímido y asustadizo que no acostumbra a dejarse acercar en exceso, por lo que la mayoría de las veces sólo podremos observar una rauda mancha azulada sobrevolando a ras de agua el curso fluvial. Pasa gran parte del día pescando pequeños pececillos. Las atalayas preferidas por este ave son las ramas que sobresalen hacia el río, es desde ahí donde observa las maniobras de los peces haciendo alarde de una enorme paciencia. Cuando localiza uno se lanza en picado contra el agua y, tras una rápida maniobra de inmersión, cobra la presa gracias a su largo y robusto pico adaptado para estos menesteres. A pesar de cerrar los ojos durante la zambullida el éxito de la operación es casi absoluto. Con el pez en su poder vuelve al posadero, donde le golpea contra una rama hasta matarlo (de no ser así podría dañar con los movimientos de su espina dorsal el esófago del ave), y con gran habilidad gira el pescado para engullirlo siempre empezando por la cabeza para evitar ahogamientos. La dieta alimenticia de este ave se completa con insectos, gusanos y otros pequeños invertebrados que encuentra en las inmediaciones del agua.

 Nidificación:

Como reproductor es escaso. Llegada la época de celo, el macho ha de ganarse la confianza de quien ha elegido como compañera, para ello le da regalos consistentes en peces. Si la hembra responde afirmativamente, esto es, acepta los obsequios, entonces la pareja empezará a buscar el lugar donde instalar el nido. Generalmente, el emplazamiento son los taludes terrosos de los márgenes fluviales, donde la pareja excava una galería de unos 6 cm. de diámetro que puede alcanzar hasta un metro de longitud, y al final se ensancha formando un cámara de aspecto redondeado que es donde la hembra deposita la puesta sobre la misma tierra, sin utilizar relleno alguno. El Martín pescador, sabedor que la naturaleza juega malas pasadas de vez en cuando, construye la galería en sentido ascendente, con ello la cámara interior gana unos centímetros de altura con respecto al orificio de entrada que pueden resultar salvadores para la nidada en caso de una crecida tardía. Algunas parejas optan por esconder el nido en los huecos existentes en puentes y construcciones lindantes con el río. Los huevos de esta especie son esféricos y, como sucede con todas las que nidifican en oquedades de color blanco, pues no precisan de coloración mimética. Suele realizar dos puestas anuales (excepcionalmente 3), entre los meses de abril y julio (en ocasiones se prolongan hasta agosto); el número de huevos por nidada es muy variable, oscilando entre los 3 y los 9; la incubación, que es compartida por ambos miembros de la pareja, dura entre 18 y 21 días, y los polluelos nacen ciegos y desnudos, debiendo permanecer en el nido unos 23-27 días; la emancipación total llegará unos días más tarde, cuando los progenitores se dispongan a iniciar una segunda puesta. Una vez abandonado el nido, la vida del joven Martín pescador es muy dura y peligrosa durante los primeros días, pues muchos son capturados por los depredadores y otros tantos perecen ahogados debido a la inexperiencia en el todavía reciente arte de pescar, dado que las repetidas zambullidas realizadas imposibilitan el correcto secado de las plumas.

Movimientos migratorios:

El Martín pescador permanece en sus áreas de cría habituales durante todo el año, si bien algunos individuos pueden realizar ligeros movimientos migratorios en el periodo postnupcial. Asimismo, la provincia acoge durante el otoño e invierno a ejemplares procedentes del norte de Europa.

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